jueves, 23 de septiembre de 2010

Mi Nueva York particular



Existen pocas ciudades en el mundo que son capaces de sorprenderte. Una de ellas es París, que sorprende por su autenticidad y por la belleza de cada uno de sus lugares y rincones. Ocurre lo mismo con Nueva York, aunque de manera muy diferente.

Podría decir que caminar por las calles de Nueva York, repletas de personas de diferentes estilos, nivel social, cultura, nacionalidades, mucha moda, significa ver miles de carteles y anuncios publicitarios, muchas luces, multitud de los clásicos taxis amarillos que corren como si de un rallye se tratase, enormes rascacielos junto a bonitos edificios de viviendas e iglesias y mezquitas que aparecen por sorpresa, un metro sucio y, en ocasiones, difícil de comprender,grabaciones de películas, entre muchas otras cosas, pero no sería suficiente para describirla


Podría decir que en las calles de nueva York se escucha bullicio continuo, pitas de coches, música en las esquinas, personas anunciando algún producto o atracción, gente chillando, otras peleando, diferentes lenguas, parques tranquilos, pero me quedaría muy corto en su descripción.


Podría decir que estar allí es sentir o mucho calor o mucho frío, sentir a miles de personas paseando por sus calles, que generalmente están sucias, que tiemblan cuando las atraviesa el metro, con diferentes y variados olores que proceden de los restaurantes de todo tipo de comidas del mundo, poco espacio, estrés, agobio... y muchas más sensaciones que para poder sentirlas tendrías que venir a visitarla.

Nunca me ha gustado visitar una ciudad de una manera exclusivamente turística. Siempre he creído que para disfrutar verdaderamente un lugar tengo que intentar hacer una vida lo más parecido a alguien del lugar, ya sea conociendo a alguien o tratando de imitar sus comportamientos. Eso, en muchas ocasiones se antoja complicado pero sin embargo se puede intentar a medias. Así que mi método fue el de dejarme llevar y tomar decisiones sobre la marcha, teniendo claro cuáles son los lugares que quiero visitar y que experiencias quiero vivir.

De esta manera mi visita consistió en hacer cosas comunes, como las típicas visitas al interminable y bonito Empire state (edificio más alto de Manhatan), la increíble zona de time square, con tantas personas y carteles que es demasiado para los sentidos; y otras novedosas: una excursión en bicicleta por el enorme y hermoso Central Park y el borde del río hasta el final de la gran manzana, correr por los senderos del parque junto a todo tipo de personas, ir al cine más legendario y clásico a ver una película del director más neuyorkino del momento(Woody Allen), Comer diferentes comidas de diferentes partes del mundo, Pasear y perderme por las calles, Visitar State Island en el ferry gratuito,


Pero como todo en la vida, Nueva York también tiene una cara fea que, como puede resultar normal, se pasa fácilmente por alto. El ritmo de vida es rápido, veloz y sin apenas tiempo para otras cosas que no sea para los asuntos de cada uno. Este nivel de vida significa un nivel alto de exigencias de todo tipo, ya sea de moda, de organización, de trabajo o de funcionamiento, no al alcance de todos. Además en la ciudad se pueden ver muchos vagabundos que piden o simplemente se acuestan en cualquiero escalera con lo que encuentran o les dejan los demás. Por último, para visitar Nueva York hay que estar dispuesto a gastar mucho dinero, ya que todo esta pensado para consumir creándote unas necesidades falsas que te llevan a comprar, ya sea comida o artículos de todo tipo. Sin olvidar que, tratándose de quizás la principal ciudad del mundo, además de encontrarte la gente más brillante y preparada, también te podrás encontrar las personas más piradas y raras que has visto nunca (sin contar con una de las calles más famosas del Sobradillo, que cuenta con una ratio de pirados por metro cuadrado mayor que en otro lugar del mundo y que es digno de admirar).

Ahora ya vuelvo a casa...con nuevos proyectos, nuevas sensaciones, nuevos aprendizajes y mucho entusiasmo renovado. En mi mente está pasar tiempo con mi familia y amigos, tomarme las cosas con mucha más calma, agradecer más lo que tengo y luchar por aquello que quiero sin dejarme influir. Pero sobre todo, no volver a ser víctima de mi mismo otra vez. Me esperan casi 14 horas de vuelo y 4 aeropuertos diferentes para pensar en ello y aguantarme las ganas de ir al baño en el avión.

Fotos Nueva York

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